En una época en la que muchos productos gritan, Old Dragon apuesta por la sustancia. Por lo que queda cuando se ha leído la etiqueta, se ha tomado el primer sorbo y la última impresión no se olvida durante mucho tiempo.
Pero, ¿qué hace que este ron sea tan especial? ¿Por qué se queda grabado? ¿Por qué no solo sabe bien, sino que también emociona?
He aquí una mirada tras bastidores, allí donde la idea y la artesanía se convierten en carácter.
1. Dos países de origen: una armoniosa interacción
Old Dragon no es un producto casual. La base es una cuidadosa composición de rones añejos de Venezuela y Jamaica, dos países con un ADN de ron completamente diferente:
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Venezuela es conocida por sus rones suaves y equilibrados, con un ligero dulzor y una estructura elegante.
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Jamaica aporta profundidad, carácter y especias: esas notas intensas y ligeramente funky que tanto gustan a los conocedores.
La interacción de estos dos mundos saca lo mejor de ambos: fuerza y suavidad, profundidad y placer de beber. No es un compromiso, sino un equilibrio consciente.
2. Dos métodos de destilación: una firma
Old Dragon utiliza tanto el método Pot-Still como el Column-Still, una combinación poco común que une refinamiento y complejidad:
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El Pot-Still proporciona aromas intensos y pesados, mucho cuerpo y mucho carácter.
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El Column-Still aporta ligereza, claridad y estructura.
Esta combinación crea una sensación única en boca: suave al principio, sorprendentemente compleja en el retrogusto. Perfectamente equilibrado, ideal también para disfrutarlo solo.
3. Un sabor reconocible: plátano, pero diferente
La sutil nota natural a plátano es la marca distintiva de Old Dragon. No es artificial ni llamativa, sino cálida, redonda e integrada en el perfil general. Muchos clientes comentan: “Normalmente no bebo ron, ¡pero ESTE me gusta!”
Ese era exactamente el objetivo. No es un producto convencional. Es un ron que atrae a los curiosos y no aburre a los conocedores.
4. Creado por un artista, no por la industria
Lo que hace realmente especial a Old Dragon es el alma que hay detrás.
No es una gran marca. No es una campaña de marketing estéril. Es una persona. Un artista.
Yo, Dimi, no he desarrollado este ron para que esté en los estantes de los supermercados. Sino para transmitir una idea, una historia, una sensación. Exactamente como un tatuaje: personal. Duradero. Expresivo.
Old Dragon no es simplemente un ron, es una experiencia. Cada sorbo contiene origen, artesanía y actitud. Quien lo ha probado una vez lo sabe: esto no es una bebida. Es una declaración de principios.
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